OCTUBRE

Si acaso tengo que pensar en algo, sólo veré ante mis ojos un reflejo extraño que proyecta mi memoria. Recuerdos, inútiles recuerdos.

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Aquel amanecer me envolvía en el calor del hotel. No había dormido bien y pensaba en la vigilia que trae como consecuencia el insomnio.

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Las palabras se me acumulaban como granitos de arena en la playa, así me sentía, con tantas palabras guardadas, acumuladas.

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Porque había guardado tantas palabras. Con todo mi silencio, con toda mi carga, que difícil es mi carga.

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Debo escoger un instante y exprimirlo, desgarrarlo, sólo así me olvidaré de ellos.

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PRIMER MOMENTO.

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Estoy allí, veo mi sombra, no hay nadie que me devuelva la mirada, recorro la habitación, parece todo tan vacío.

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Es inevitable sentirse así, no hay manera de comunicarme con la realidad.

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Mi vida sólo tiene una respuesta; escabullirme entre los libros, perderme entre esas palabras y situaciones que me ofrecen una posibilidad de vida, simplemente es otra vida que pienso en ese instante que es mi vida, la que el autor me ofrece y la acepto, la reintegro, la vivo y luego la suelto para volver a empezar.

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En el jardín descubro unos pasos, los miro atentamente como van y vienen, no los incorporo a una persona, sólo me abstraigo en las pisadas, son las huellas efímeras de las personas en la vida, en el pasto no queda huella. Y me preguntó ¿así es mi vida?

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Esas pisadas me llevan a otras pisadas, del verde pasto a la ocre-anaranjada arena, unas pisadas seguras, profundas y luego la silueta que se desvanece en un vaivén cálido y sereno voltea, con el pelo revuelto sobre su cara, no alcanzo a ver sus ojos, pero siento que reflejan el calor de la arena.

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Sigo la figura, entrecierro los ojos y veo como se va alejando, sostengo la respiración para impregnarme del olor del mar. Se me confunden las ideas, se transforman la figura y las olas en una sola presencia, allí están, se revuelcan con la arena, coqueteando con las rocas, con esa espuma provocativa del choque del agua y tierra-arena. Siento la invitación a participar, me encamino.. Me detengo... Acaso tengo derecho a romper ese hechizo de encuentro que recuerda el primero. Me quedo en el sin tiempo, juego a contemplar...

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La silueta goza los vaivenes; su piel dorada por el sol tiene un brillo especial, la ropa se desliza en su cuerpo, va descubriéndose, está allí, retozando con el mar, saboreando en sus labios lo salado y la espuma vuelve aparecer, pero ahora la cubre y desaparece, ¿dónde está?

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SEGUNDO MOMENTO.

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Regreso por la playa recuerdo ese juego simbólico y otra vez me arrepiento de no haber participado. No lo estaba leyendo, lo estaba viendo, y pude haberlo vivido y sin embargo lo dejé escapar.

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Por eso, se me acumula la vida, he dejado de hacer.

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No pude evitar caminar de ida y vuelta y, otra vez, regresé al lugar.

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¿Tendría la oportunidad de revivirlo?

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Me senté a esperar que la vida me devolviera ese momento, no quise moverme para estar allí eternamente y volver al encuentro, me lo debía y tenía que esperar.

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En ese atardecer, el mar parecía un reflejo, esa agua me llevaba a otros momentos y mi pensamiento recordaba.

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¿Cuántas veces he tocado la puerta del encuentro?

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¿Cuántas veces me han reconocido esos besos?

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¿Cuántas veces me he perdido en los laberintos del desamor?

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Y otra vez, allí esperando....

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-¿Quién me espera?-

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Escuché las palabras muy quedo, contuve la respiración para que los latidos no me distrajeran y pudiera oír mejor, me levanté calladamente y busqué con la mirada de dónde provenía...

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-¿Quién me espera?-

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Y ahora las escuché como si alguien me las dijera muy cerca, casi besándome el oído. Me volví al encuentro.

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-¿Quién eres?- pregunté muy quedo.

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-¿Por qué me esperas?- contestó el viento.

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-¿Tú sabes mis anhelos?- respondí.

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-Sí, y también conozco tus sueños- y la figura se fue delineando.

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-¿Acaso es a ti a quien he esperado todo este tiempo? Déjame verte, quiero reconocer tu mirada...

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-¿No es acaso esto sólo un juego de tu sueño? ¿No me estás inventando para no sufrir de nuevo?

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-Déjame verte- grité desesperadamente antes que se desvaneciera otra vez.

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. -¿Por qué esa desesperación, sabes que siempre estaré a tu lado?

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-¿Cómo puedes decirme esto? ¿Acaso no has visto como he sufrido tu abandono? ¿No me has visto llorar noche tras noche mi desamor? ¿Cómo puedes hablarme a mí de compañía, cuando mi caminar es tan solo? - (sentía como me invadía el ardor del dolor, me veía otra vez implorando presencia ¿o querencia? -creo que es lo mismo-).

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-Ves como no te decides, juegas que juegas y otra vez es el mismo juego, la no entrega. Siempre estás entre ¿quieres o no quieres? Cuando te decidas, entonces, sin buscarme, me encontrarás.

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El viento me devolvió la brisa, la silueta se desdibujó uy me quede otra vez con las palabras amontonadas de tanto querer.

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TERCER MOMENTO.

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Me dedico a olvidar.

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¿Por qué será que todo sentimiento desgarra? Es la necesidad de amar la que nos hace sentir prisioneros del cuerpo, ¿acaso mi alma no se puede liberar? Vivo en conflicto con el mundo de las ideas y el mundo de los sentimientos. ¿Encontraré alguna vez ese puente de armonía y estabilidad? Yo me pregunto lo que nadie se atreve a preguntar y por lo tanto pierdo el tiempo en "filosofar" y me he distraigo o me evado por no tener realmente en quien pensar.

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Los besos del pasado se han ido, ahora todo es ausencia. El calor de otros brazos perdidos o confundidos con otros brazos que me protegían y otros que me daban placer. Amor, Pasión. Necesariamente después crisis.

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El tiempo lo cura todo, los momentos se extinguen, los recuerdos quedan disminuidos, la herida ya no duele.

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Y entonces grito. Parece el grito primario, pero no, vuelvo a gritarle al viento que me traiga otra vez el amor, quiero sentirlo de nuevo.

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Veo las fotografías, aparece el mar repetidas veces.

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Pienso que allí está la respuesta, Y vuelvo a esas playas a buscar el encuentro.

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En el momento de salir, cuando abro la puerta, la silueta me espera, siento la brisa de mar recorrer mi cuerpo, nos abrazamos, nos besamos en silencio, sin decir ninguna palabra, sólo calor en mi cuerpo y en su cuerpo el sabor salado que se impregna en mi boca, vuelvo al agua y me desvanezco en ella, ahora recuerdo que me morí en aquel sueño, cuando sus brazos me cobijaron y me llevaron a las profundidades, entonces reconocí esa mirada, la tuya. Y decidí perderme contigo en el sin tiempo.

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-¿Sabías que en las noches de octubre se te cumplen los deseos? -

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Se escuchan estas palabras desde lejos.

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Octubre déjame vivir este sueño.

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Octubre/95

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“ANÁLISIS DEL CUENTO OCTUBRE POR CANDELA CUEL, COORDINADORA DEL TALLER DE FUENTETAJA LITERARIA, DE MADRID”.

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Hola de nuevo. Aquí estamos otra vez para charlar, al calor de la lumbre (y con este frío bien que se agradece), sobre cuentos y ensueños.

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Este mes, la verdad, me han sorprendido mucho las historias que habéis escrito. Este mes voy a extenderme más de la cuenta en mi carta porque, como os digo, vuestras historias han suscitado muchas reflexiones. Os pido de antemano disculpas. Por eso mismo, y para no que mi carta no resulte eterna, pasamos ya, sin solución de continuidad, al otro lado del espejo.

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Sumerjámonos en vuestras ficciones, pues, veamos cómo se han concretado y analicemos también, si es el caso, qué cosas podemos aprender a hacer para que se concreten aún

mejor.

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Antes de empezar, Susana, quiero decirte que de “Octubre” tengo dos versiones, una acabada y otra inacabada que responde, según su subtítulo, a la propuesta del Binomio Fantástico. Te digo eso porque a lo mejor, por aquello de los misterios informáticos, tú querías mandar dos textos distintos, uno de los cuales no ha llegado. Si así fuera, si se hubiese quedado en el “tintero” de tu ordenador ese escrito, mándalo si quieres de nuevo y lo comentaré.

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Si por el contrario lo que tú querías enviar era solamente “Octubre”, entonces charlaremos sobre este texto y obviaremos la versión inacabada de él. ¿Te parece? Pues vamos allá.

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A mi juicio, Susana, “Octubre” revela algunas cosas muy importantes: capacidad para la intensidad y la emotividad, buena inclinación a las metáforas, y valentía a la hora de trabajar temas que barajan sentimientos complejos. Estas cualidades son, de partida, magníficas, Susana. Ahora bien, no hacen por sí solas, como ya vamos sabiendo o intuyendo, literatura.

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“Octubre” es un texto en el que predomina sobre cualquier otra cosa los sentimientos, su expresión. No hay personajes concretos y definidos; no hay una trama asible; no hay conflicto puntual, desarrollado y expresado... El texto, ya digo, es pura emoción, sentimientos en estado puro que si bien resultan emotivos y reconocibles, por otro lado, Susana, no resultan suficientes para crear el artificio que es toda ficción literaria. Porque las historias en literatura son eso, artificio, codificación, traducir a un lenguaje literario (hecho de tramas, personajes, nudos, desenlaces, etc.) los sentimientos en estado puro.

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¿Me entiendes?

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Los sentimientos así, a bocajarro, son la materia más noble de la que se nutren las ficciones, pero previo paso por un proceso de transformación que los aleja de la realidad y los convierte en una realidad nueva: la literaria.

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Lo que más me interesa resaltar entonces de tu trabajo, Susana, es que con él demuestras que posees la capacidad de expresar sensaciones muy profundas, pero lo que ahora necesitamos es dar un primer paso para lograr (si es eso lo que deseas) que esas sensaciones alcancen lo literario. Es decir, hemos de someterlas a un proceso de abracadabra para que puedan trascenderse y convertirse en una buena ficción.

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Lo primero que podemos hacer para conseguirlo (en “Octubre” o en cualquier otro texto) es dar al material lo primero que exige la codificación literaria: personajes concretos y reconocibles.

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Después hemos de dotar de una base sólida de hechos a esos sentimientos abstractos. Es decir, hemos de hacer que un personaje abandone a otro, por ejemplo, tras una disputa dolorosa y llena de gritos o silencios. A partir de estos hechos, se irá articulando una trama en la que se desarrollará el conflicto del personaje protagonista. Y el propio conflicto y su resolución (para bien o para mal) nos conducirá al desenlace. Todo esto, claro está, puede hacerse en el tono que queramos (poético o lírico, frío, cálido...), pero la ficción, ya digo, necesita de estas cosas para ser. Se trata, en suma, de hablar de sentimientos no en abstracto sino en concreto, porque si algo define a las historias es su capacidad para envolver al lector creando vidas paralelas a las nuestras tan concretas que acaban por parecer, precisamente, las nuestras.

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¿Pensarás en todo esto que parece tan complejo sin que en realidad lo sea? Ojalá que sí porque entonces, Susana, esa capacidad tuya para expresar lo más íntimo va a poder acercarse con paso firme a lo verdaderamente literario.

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Pensad , por favor, en las cosas de que hemos hablado y hacedme saber si os dejado dudas.

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Por lo demás, escribid mucho y tratad de practicar (aunque sin agobiaros ni bloquearos) los elementos que vamos viendo; es decir, id procurando incorporarlos a vuestra escritura. Procurad, además, no dejar de disfrutar y no olvidéis nunca las razones que verdaderamente os impulsan a escribir... esas razones son vuestra más preciada gasolina.

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Abrazos fuertes para todos y hasta dentro de unos días... cuando los turrones, las luces de colores y las nieves estén definitivamente aquí.

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Candela Duel

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Coodinadora

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Talleres de escritura creativa

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Fuentetaja

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Madrid, noviembre de 2003

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